Entonces... ¿Por qué volver? ¿Por que ahora? Bueno, para contestar eso es necesario primero responder otras preguntas tácitas como por ejemplo ¿Dónde estuve? ¿Qué anduve haciendo? ¿Con quien/es estuve? y demás. Sin embargo nunca he sido de los que se auto-preguntan todo y lo analizan en un nivel consiente, todo este tiempo estuvo el piloto automático encendido y la inercia hizo el resto. ¿Por qué? [los "por que" nunca se acaban ¿no?] Bueno, básicamente porque me sentía ajeno a las personas, ajeno a ese mundo, hasta ajeno a mi mismo. Cosificar a las personas era habitual, puesto que era imposible establecer un lazo emocional fuerte, sólo había una sincera y brutal honestidad [y todavía queda bastante] porque gastar esfuerzo o saliva en idear alguna ingeniosa mentira me parecía algo tedioso y hasta molesto, a algunos les gustaba eso y a otros no. Peor aún cuando ni siquiera los objetos te interesan, nada material llama tu atención, nada sirve, todo es al pedo. El "no encajar" es un sentimiento [si es que se le puede decir así] que te obliga a moldearte según las demandas y exigencias de terceros o aislarte en tu propia burbuja. Ante la insatisfacción de ambas nace una tercera opción: crear tus propias reglas y normas.
Aún así, con todo esto, la empatía es un factor importante en la cohesión de los grupos sociales porque nos permite sentirnos parte de los mismos, de otra manera nos seguiríamos sintiendo aislados y excluidos. De alguna forma entendí que para poder percibir en un contexto común lo que otra persona pueda sentir uno debe ser capaz de razonar sobre uno mismo primero [tratar de contestar esas peguntas que siempre evitaba], evaluar nuestros propios sentimientos y así lograr analizar a otras personas. ¿Quien soy? ¿Qué me motiva? ¿Qué quiero? No son preguntas fáciles de responder, lleva su tiempo poderlas contestar, sólo hay que ser pacientes ya que la mejor forma -o dicho de otro modo, el primer paso- para entender y comprender a alguien es comenzar a conocerlo mejor y eso nos incluye a nosotros mismos también.
Basta, a esta altura ya no creo más en la autosuficiencia. Hasta cierto punto somos parásitos y nos guste o no dependemos de otro ser vivo y con esta coexistencia nos beneficiamos ambos, en otros casos se beneficia uno solo o se perjudica al otro, y también, sin ella, ambos podemos morir. [Si eso suena extremista es porque todavía no leíste que...] La única ventaja plausible, en esta hipérbole comparativa, es que nosotros podemos establecer estos tipos de relaciones al mismo tiempo con muchas personas distintas ¿No te parece buenísimo eso?.
El hecho es que aunque te dominen las pulsaciones y deseos más profundos; o la moralidad y una actitud juzgadora; o tal vez seas un intermediario entre estas, necesitamos de la interacción con las demás personas, no podemos vivir aislados y mucho menos ausentes en piloto automático. Me cansé de ver la película, comer los pochoclos y sólo esperar a que las cosas pasen, ahora quiero ser el protagonista principal [y el director también ¿Por qué no?].
1 comentario:
Estas son muchas preguntas... suerte
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